Como Jana vivía pendiente de andar provocando siempre a los tíos, se quedó muy sorprendida cuando conoció a su nueva vecina: soñaba con ella, hacía lo posible por encontrársela, y cada vez que hablaban sentía que se ponía muy caliente. Al final decidió arriesgarse a montárselo con ella, y descubrió que a la otra le pasaba los mismo, así que ahí las tienes, dándose lametones y sobándose en cualquier lado que se encuentra. ¿Se habrá cambiado de acera nuestra preciosa rubia?
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